¡Qué bonito es soñar! ¿No es cierto?
Nuestra mente se dedica a vagar entre los más recónditos deseos de nuestro corazón, impulsada por la ferviente pasión del que un día espera poder ver realizados sus anhelos.
Nuestra alma, tan aventurera y sin complejos, tan decidida a arrancar suspiros en una noche de verano, por secretos ya contados y el inminente amanecer, donde una estrella se vio caer.
¿Cuán predispuestos estaremos, por perseguir nuestros destellos y ver así cumplidos nuestros sueños?
Pero cuidado, no nos engañemos, y tengamos siempre al acecho
que no importa cuánto lo deseemos...
nuestros sueños, son sólo nuestros.
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