viernes, 17 de agosto de 2012

Cierra tu boca con cremallera

En un momento creo haber dicho claramente que nado entre defectos, que toda yo soy un cúmulo de defectos y hasta dentro de mis virtudes los tengo. Pero creo recordar que en ningún momento dije que eso permitía a la gente creerse mejor que yo ni que eso les daba el derecho a pensar que porque yo tengo muchos defectos, ellos siempre tendrán la razón.

Una persona que se ofende con facilidad con cualquier chorrada debería analizarse seriamente a sí mismo, o al menos pensar un poquito en cómo ha transcurrido la situación para ver si de verdad tiene derecho a ofenderse o a pensar que lleva la razón.

Me cansa mucho ver a ese tipo de gente, que porque ellos crean que algo es como dicen inmediatamente esa es la verdad y no hay discusión. No admiten ningún tipo de crítica, ni mala ni buena ni constructiva; ninguna de ninguna clase. Se cierran en pensar que llevan la razón porque sí, mientras la otra parte afectada debe decidir entre pasar completamente de la situación o mandarlo directamente a la mierda. 

Yo siempre he optado por pasar.
Hasta que llegue el momento en que explote.

Si coges un globo y comienzas a rellenarlo de agua, el globo podrá aguantar y sostener el agua durante bastante tiempo. Pero si seguimos rellenándolo más y más y más... llegará un momento en el que el globo cederá y explotará, soltando toda el agua que tenía acumulada.

Eso mismo les pasa a las personas.

Una persona corriente puede soportar un número máximo de tonterías. El momento en que ese número es superado, la persona no es capaz de sostener el peso de la situación y termina explotando en un arranque de ira, expulsando todas aquellos reproches y sentimientos acumulados por largo tiempo. Lo que causa la explosión no tiene por qué ser una gran detonación: basta el más mínimo roce para que ocurra.

Es cierto que ese tipo de personas, tan mínimamente susceptibles a cualquier mínimo comentario, se vuelven tremendamente egoístas en algunos aspectos. No en todos, ojo, sólo en algunos.Quizá inconsciente o conscientemente, pero fuerzan situaciones en las que rayan la vanidad y el egoísmo.

Tampoco puedo soportar a las personas que intentan robarte, por decirlo de alguna manera, algo que ha sido tu vida desde siempre, o que intentan simplemente convertir tus sueños en los suyos, creyendo que ellos pueden cumplirlos antes que tú o que pueden hacerlo mejor. Se interponen en lo que ha sido tu pasión y tu alma y, ENCIMA, pretenden creer que saben más de lo que tú sabes. 
Prepotencia.

Son cosas que, simplemente, no soporto. Me sacan inmediatamente de mis casillas, el ver cómo pretenden creer que saben más que yo de algo que conozco desde SIEMPRE y que ellos acaban de empezar a conocer. El ver cómo se recochinean de conseguir cosas que yo llevo tiempo intentando alcanzar o de intentar interponerse en lo que para mí es, simplemente, mi vida.

Para los que me conocen, creo que ya han encontrado la fuente de mis actuales y habituales rachas de mala leche.

Para los que no, no se esfuercen en intentar cambiar lo que pienso. Este es mi espacio. Es mi opinión. Creé este blog con el fin de desahogarme y de poder dejar mis escritos, plasmando sentimientos y situaciones, no para que la gente me critique. Acepto críticas constructivas, pero ninguna reprochativa (no estoy segura de si existe esa palabra, pero creo que me entenderéis bastante bien).

A veces tenemos que cerrar nuestras bocas con cremalleras.. pero encontramos la llave y no podemos evitar abrirla con todas nuestras fuerzas.

Porque, al fin y al cabo, cambiamos de máscara cada día.

Puede que hoy no lleves la cremallera puesta. Asegúrate de que no la llevas.

Pues es mejor callar bocas que cerrar la tuya propia.


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