sábado, 27 de octubre de 2012

It's too complicated.


Durante nuestra vida pasamos por hechos y situaciones que nos ayudan a cambiar, a ser mejores o peores, a aceptarnos como somos o a luchar por hacerlo. Pasan continuamente cientos de personas que pueden ayudarnos a conseguirlo o que lo único que quieran sea hundirnos. Pero siempre habrá una persona, sólo una, que consiga realizar un gran cambio en ti.

Nací del choque entre un ángel y un demonio.
De los dos, el que se muestra al exterior es el ser de alas blancas y rebelde que consigue hacer creer a la gente que soy buena y que en mi pecho late un gran corazón.
Todos ven al angelito. Todos creen saber cómo soy.
Pero nadie ve al demonio.
Nadie piensa que está ahí. Para ellos es incomprensible que pueda existir, pues el ángel eclipsa cualquier otro pensamiento. Pero es el demonio quien reina en mi interior. Él es el dueño de mis pensamientos reales y de mi ser. Espera dormido y paciente a que llegue el día en que deba mostrarse al exterior. Mientras tanto, hace de las suyas en su escondite.

Hay algo que no funciona bien en mí, algo que está mal, que está roto. En mi interior sólo hay grietas y espacios en blanco, oscuridad y vacío.

¿Qué ocurre si llega el día en que aparece esa única persona capaz de realizar un cambio importante?
Las manecillas del reloj avanzan lentamente, en eterna tortura y a la espera de una decisión.
Pero, ¿qué hacer? ¿Qué hacer cuando tus pensamientos siempre han estado teñidos de negro y la esperanza o el cambio nunca han tenido cabida entre ellos?
¿Qué hacer? ¿Arriesgar y ganar? ¿O seguir muriendo lentamente?
Te sometes a un eterno conflicto, mientras oscuridad y luz se debaten por ver quién es el ganador. Mientras mente y corazón se enzarzan en una disputa que podría durar milenios.
Mientras el ángel y el demonio se miran a los ojos y entrelazan sus manos, pues saben que, ocurra lo que ocurra, están juntos en esto. No pueden existir sin el otro. Uno siempre llevará la delantera, pero jamás podrá alcanzar la meta si no arrastra un poco de su opuesto detrás.

Y entonces, ocurre algo que jamás ha sucedido y que sorprende a todos: la luz se abre paso entre la oscuridad para, por primera vez, llevar las riendas de la situación. Pero la oscuridad sigue ahí, nunca se irá. Es el elemento principal y aunque haya perdido por primera vez frente a la luz, siempre actuará desde las sombras.
¿Y qué es lo que ocurre?
Que te has dejado convencer.
Te has dado cuenta de que alguien ha podido atravesar la oscuridad y el hielo. Que alguien te ha hecho ver que ese algo que está roto en tu interior puede arreglarse. Pero... ¿quieres arreglarlo? Tu respuesta es un rotundo no. Hasta que esa persona empieza a meterse de lleno...

Empiezas a dejar que te arrastre. El tiempo pasa lento y, sin embargo, sientes que ha transcurrido una eternidad. Y piensas: ¿qué tiene esa persona? ¿por qué es precisamente ella la que logre realizar ese cambio? Y aunque parece compleja, la respuesta es sencilla.
Esa persona no tiene nada especial frente a los ojos de los demás. No hay que haga parecer que es un ser extraordinario. Nada parece hacerlo resaltar.
Excepto a tus ojos.
¿Por qué? Porque es justo lo que esperabas. Porque es el primero que acepta cada centímetro de ti. El primero que no tiene miedo de tu oscuridad. El primero que quiere arriesgarse de verdad.
Porque desde el primer instante, algo estalló, porque eráis más parecidos de lo que creíais. Porque existía una química que os unía.

Pero ocurre algo que acaba con todo. No hay explicación ni razón de ser.
¿Y qué pasa contigo? Por un instante te has vuelto vulnerable. Por un instante pensaste que podía ser, que lo que había mal dentro de ti podría arreglarse.
Pero ha ocurrido justo a tiempo y has tenido tiempo de reaccionar. Has tenido tiempo de volverte a cerrar y la oscuridad ha vuelto a ocupar su lugar. Porque no ha ocurrido ese gran cambio, no ha habido tiempo, no te has podido enamorar. Y piensas menos mal.

Sin embargo, algo sí ha cambiado. No ha habido tiempo de que fuese un cambio grande, pero sí de que fuese significativo:
La oscuridad ha vuelto a su sitio. El vacío y el frío siguen inundando tu interior. Las grietas se han vuelto más grandes y ahora duelen. Pero la luz... la luz se ha henchido de orgullo, pues ahora sabe que es capaz de ponerse a la altura de la oscuridad. Sin embargo, aquello que la luz desea es imposible de alcanzar.


Pero después de haber visto un poco de luz, la oscuridad ya no se muestra tan tétrica. Y aunque quizás la luz jamás llegue a alcanzar lo que anhela, el haberlo poseído durante un breve instante le es suficiente.

Las cosas pueden salir bien. Aunque no quieras que la luz vuelva a vencer, todo puede ir bien.

Mientras acepte lo que soy y el ángel y el demonio no se peleen.

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